Los niños pequeños son los únicos que pueden decir, unánimemente, como el poeta, todo me interesa; todo les interesa, efectivamente, todo es objeto de curiosidad, porque todo tiene que ver con ellos, todo es nuevo y sus primeros años resultan ser aquellos durante los cuales aprenden más de lo que nunca aprenderán.
Los niños preescolares inician la comprensión de sus propias emociones y las de otros, aspectos que sientan las bases para que autorregulen su comportamiento y eviten arranques de conducta emocional, lo que pueden lograr cuando aprenden a pensar en las repercusiones de sus acciones.
Para quien atraviesa esta edad, las respuestas no necesitan una explicación amplia, pero esto no exime de responsabilidad a quien contesta. Al contrario: ¿Cuántos números existen? ¿Cuantos cielos hay? ¿Que es una palabra?, dicen las infancias. Y el adulto, presa de la profundidad que lo amenaza, trata de responder. La inocencia de las infancias es la filosofía en estado puro, con sus primeras bellas hipótesis.
Es por eso que en el colegio Santander nos enfocamos en que nuestros pequeñitos descubran y desarrollen sus habilidades de acuerdo a sus capacidades.
Por medio de atención personalizada bilingüe enfocandonos en lectoescritura, induciendolos al aprendizaje por medio de actividades lúdicas, las cuales incitan la curuiosidad natural que los caracteriza.
Todo en un entorno donde puedan aprender y convivir con valores universales para fomentar su desarrollo como ciudadanos del mundo.